El migrante centroamericano y la evidente crisis humanitaria

Hay quienes dicen que la historia es un ciclo repetitivo e interminable. A mediados del año pasado en Baja California se ha registrado el mayor fenómeno de crisis humanitaria con la llegada de los haitianos, que huían de la violencia y pobreza de su país para buscar una mejor oportunidad de vida. Su principal objetivo era pedir asilo en los Estados Unidos, algunos no lo lograron, así que optaron mejor por quedarse en Baja California.

Hace días, llegó a Mexicali una caravana de 170 centroamericanos que al igual que los haitianos, enfrentaron los peligros de cruzar la frontera como asaltos, violaciones, deshidratación e inclusive inanición. Pasaron por paramos y terrenos eriales, algunos hasta llegaron con los zapatos desgastados o descalzos. Se instalaron en el albergue donde los recibieron de la manera más cálida, donde al día siguiente volverían a tomar camino directamente a Tijuana a buscar asilo en tierras norteamericanas.
Este tipo de eventos solo es una muestra de la falta de humanidad que lacera la vida de muchos grupos vulnerables. El migrante se ve obligado a huir a buscar mejores condiciones de vida que lamentablemente su país no pudo encontrar. En el caso del centroamericano, no es solo la pobreza y la violencia lo que los mueve a emprender el peligroso camino del migrante, sino la falta de justicia y el poco interés de parte de sus gobernantes en poner un alto a la ola de pandillas delictivas.

Pero el dilema del migrante no termina solo con llegar a frontera. Cuando el motivo para salir de su país es para huir de una persecución de pandillas a veces el asilo en México no es la mejor opción ya que ha pasado que la persecución de grupos criminales se extiende al territorio mexicano. Muchos a veces prefieren quedarse a trabajar en la frontera, ahorrar dinero e intentar cruzar por sus propios medios, pues el proceso de solicitud de asilo es largo, complejo y poco accesible.

Sé que esto suena al mismo discurso de siempre, pero por una razón aún sigue latente, porque a pesar de ser un hecho muy cotidiano en zonas de la frontera (que no debería ser así) al parecer la denuncia pública ya no es suficiente debido a que, en el caso de Baja California, que se ha convertido en el punto de reunión de los migrantes por su proximidad a los Estados Unidos, no cuenta con programas integrales o estables que incluya distintos flujos de migrantes y sus necesidades particulares. 

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